
Frente a un presidente popular que buscó la
reelección, Abinader alcanzó un millón 613 mil 207 para un 34.98% de los
sufragios.
El reto que tendrá el joven político es de
capitalizar es caudal de votos para adueñarse de la oposición y lograr
nuclearla en torno a su figura para las elecciones del 2020.
Pero nuevamente la sombra del expresidente Hipólito
Mejía amenaza el camino hacia esa meta.
El exmandatario, que en principio fue un tutor
político de Abinader, ahora se ha convertido en una gran roca para él en ese
horizonte, pues ha salido a madrugar en busca de recuperar el espacio perdido,
con un activismo mayor que el que exhibió en la precampaña interna del 2015,
cuando fue vencido por Abinader que ganó con el 70.24%.
El pasado candidato presidencial del Partido
Revolucionario Moderno (PRM) logró sortear una campaña desigual en todos los
sentidos, y aunque se esperaban mejores números de él, el puntaje no fue
mediocre, pues fue el candidato de un partido pequeño con una nueva estructura
en formación luego de una división con el Partido Revolucionario Dominicano
(PRD).
Aunque no forzaba definitivamente a una segunda
vuelta, el acuerdo que se esperaba cuando ganó la candidatura y que finalmente
no cuajó con el PRD y Miguel Vargas, le hizo falta para llegar al 40% histórico
de voto duro que es tradicional del PRD, y ese fue uno de sus puntos débiles.
Se le criticó el hecho de que basara la mayor parte
de su campaña en ataques a su adversario el presidente Danilo Medina, en lugar
de crear un perfil programático y un tema con el que la gente le relacione, ya
que su eslogan de campaña “La nueva cara del cambio” no logró una pegada en el
electorado como “Llegó Papá” o la “La esperanza de la gente” de Mejía en el
2012 y 2000 respectivamente.
Le han aconsejado que desarrolle más su perfil, más
allá del joven economista político que ataca los desmanes del endeudamiento y
el presupuesto.
A su favor hay que decir que en el manejo del
discurso tuvo una diferencia del cielo a la tierra con el expresidente Mejía y
sus yerros de la campaña del 2012, a los que se le atribuyen gran parte de su
declive final.
Abinader, en cambio, fue cuidadoso con las palabras,
controlando los temas que tocaría, y manejando con tacto la bomba que le
explotó con el asesinato de su candidato a senador por San Cristóbal, Mateo
Aquino Febrillet, sobre todo porque las acusaciones cayeron sobre un candidato
a diputado de su partido, el empresario del transporte, Blas Peralta.
Ese fue precisamente uno de sus errores que no le
favoreció en su candidatura, pues las candidaturas de los sindicalistas
empresarios del transporte fueron un total fracaso para él y el PRM, ante la
derrota que sufrieron Juan Hubieres como candidato a senador de la provincia
Santo Domingo, y Antonio Marte, como candidato a senador por Santiago
Rodríguez.
El futuro inmediato de Abinader dependerá de su
capacidad de encantar a los perremeístas y convencerlos de que con él es que se
podría ganar en el 2020, ahora con más experiencia, aprovechando el desgaste
que tendrá el PLD, luego de 16 años consecutivos en el poder.
Dentro de sus movimientos estratégicos se destaca el
de traer a Rudolph Giuliani para presentar un plan contra la inseguridad y la
delincuencia del país, que fue un estudio en el que salieron muchas de las
debilidades que afectan el sistema de prevención, represión e investigación
forense del país.
Al estudio de Giuliani se le podrían sacar muchos
beneficios si no se deja como uno tema más de la campaña electoral.
La incursión y apoyo de Mejía fueron tímidos en la
campaña, pues el exmandatario se limitó a aparecer en algunas caravanas y
actos, pero no tuvo un discurso en el que resaltara constantemente las virtudes
de Abinader y atacara al candidato adversario. Es por eso que su gente y
proyecto político estuvo tímidamente integrado a la campaña, hasta que se
escogió a la hija de Mejía, Carolina, como compañera de boleta de Abinader,
momento en que se vio una mayor presencia de los hipolitistas en la campaña.
Mayor efecto político hubiera tenido para Abinader
si Mejía hubiese aceptado la candidatura a senador por Santiago, provincia en
el que se hubiera sumado más votos en todos los niveles, y se daba el mensaje
de unificación total del PRM tras el poder.
Pero Mejía rechazó de plano aceptar la propuesta de
Abinader, alegando que ya había hecho su aporte con Carolina.
Diario Libre